domingo, 22 de junio de 2008

Todos tenemos sueños de éxito.


No existe nadie en este mundo que no sueñe con mejorar su condición de vida, pero si hay muchos que aunque deseándolo, no logran conseguirlo. Es un hecho, que personas o grupos quieren tener éxito y lograr objetivos sacrificándolo todo, sin embargo, terminan careciendo de la estrategia necesaria para dirigir las energías, sortear los obstáculos y alcanzar sus metas de manera sostenida.

Lamentablemente, es una temporada que parecía que se le daba el ascenso a Plaza Colonia, que el éxito se relacionaba con las metas, con el bienestar emocional y con la disposición existente.
Hubo mucho que luchar para acceder al objetivo de clasificar, pero la pelea no fue solo ante el rival, sino también frente a uno mismo. Durante el Clausura, las armas también se dispararon hacia adentro varias veces.

Se acaba una temporada muy cargada políticamente, y a pesar de ello, la actual Junta Directiva supo sobrellevar su sentido de poder, su capacidad para responder ante las adversidades e intentar cumplir lo que promete, aunque se trate de un deporte que mucho depende de factores externos más que internos.

Ayer se daba todo a favor: el pronóstico del tiempo sin viento, el sol radiante a la hora del partido, un empate de visitante en el encuentro de ida a mitad de semana y mucha concurrencia a pesar de la televisión (en la segunda etapa con más de un millar de seguidores). Pero el rival perdió el respeto desde el pitido inicial y en pocos minutos las oportunidades colonienses se terminaron reduciendo y los objetivos se transformaron en nulos.

La falta de los titulares del mediocampo: Osvaldo Carro, Gonzalo Viera, Martín Piñeiro y Elías Mazzola, la mala fortuna de goles pifiados, la gran actuación del portero Marcos Lamanna de Villa Española, esos penales que se cobran cuando menos se espera, la sorpresa de todos tras el primer gol, la excesiva juventud y su falta de peso específico.

Y sobre todo, un rival que es un justo ganador porque le salió todo lo que probó, visto y no visto ayer en el Alberto Suppici, Villa Española merece jugarse el tercer ascenso frente a El Tanque Sisley.

El objetivo planteado para esta temporada era entrar a la Liguilla y se cumplió, el año pasado el placista había quedado fuera por diferencia de goles, pero como el hombre por naturaleza siempre aspira a más, el no ser finalistas hace sentir a los seguidores del cuadro departamental como que se podía llegar a otra instancia, que el optimismo y la esperanza iban a impedir caer en la apatía, la desesperación o la depresión frente a las adversidades.

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